Los groenlandeses rechazan a Trump y apuestan a su independencia

La población de Groenlandia, territorio autónomo de Dinamarca, rechazó el deseo de Donald Trump de incorporar la isla a Estados Unidos. Las declaraciones del mandatario estadounidense no fueron bien recibidas por la mayoría de los políticos, quienes no quieren ser parte de ese país. Sí piensan en una independencia con base sólida en un plazo indefinido.

Trump reiteró en varias ocasiones en los últimos meses, siendo la última hace cuatro días, su intención de «hacerse» con Groenlandia, una gigantesca isla cubierta en un 80 % por hielo, y aproximadamente 57.000 habitantes, argumentando razones de seguridad. Además, el mandatario no escatimó en amenazas a Dinamarca si no acepta venderle el territorio.

«Pienso que todo lo de Trump es preocupante, nunca se sabe qué se le puede ocurrir, pero estoy muy contenta porque los políticos groenlandeses digan que no estamos en venta. No queremos ser parte de Estados Unidos», dice a EFE Kim Berthelsen, una estudiante de 19 años de Nuuk.

Kristoffer Hansen, otro estudiante groenlandés de la misma edad, no muestra en cambio preocupación y da poca importancia a las amenazas de Trump, aunque rechaza sus intenciones: «Viví un año en Estados Unidos, no creo que sea una buena idea formar parte de ese país. Tenemos nuestra propia identidad», cerró la joven groenlandesa.

Otro habitante de Groenlandia le respondió a Donald Trump a través de X «no, gracias. No queremos que los estadounidenses se enriquezcan a costa de nuestra hermosa naturaleza. No queremos ser ricos. Ya somos ricos con nuestra hermosa naturaleza, que nuestros antepasados ​​nos han dado.
Por cierto, estamos seguros aquí en Groenlandia, así que no os preocupéis por nosotros.

¿Por qué no preocuparse por su amigo, el presidente de la Federación Rusa, el dictador Putin?
Por último, señor Trump; Tienes que preocuparte por ti mismo: una persona normal que es presidente de una nación democrática no puede simplemente tomar una tierra de otra nación democrática» escribió Orla Joelsen.

Fuente: Conclusión