En una audiencia, que se realizó el pasado viernes, 26 de abril, en la localidad de Junín de los Andes, el juez de garantías Juan Pablo Balderrama, rechazó el pedido del fiscal del caso, Manuel González, de prorrogar la prisión preventiva de la Gitana, Patricia Lucrecia Costich, acusada por el homicidio de Alfredo Roca Jalil, perpetrado en abril de 2014. La mujer fue capturada por Gendarmería, el 31 de marzo de este año, “luego de permanecer diez años prófuga, a pesar de estar a la vista de todos”.
A pesar del antecedente de la mujer, de permanecer por una década evadida de la justicia, el juez Balderrama, rechazó el pedido de la fiscalía y accedió al requerimiento de la defensa, de otorgar prisión domiciliaria “hasta la finalización de la investigación”, con el argumento de que la medida “alcanza para mitigar el riesgo de no sometimiento al proceso judicial”. Además, ordenó controles policiales sorpresivos en la vivienda de Junín de los Andes, “hasta que se coloque la tobillera electrónica”.
Luego de que los efectivos de Gendarmería aprehendieron a la Gitana, Patricia Costich, la fiscal Elisabeth Pellicer, le endilgó la coautoría del crimen de Roca Jalil y solicitó la medida de prisión preventiva, por el término de cuatro meses, por entender que existe riesgo de fuga, dados los antecedentes de evasión de la acusada. Sin embargo, la jueza de garantías que intervino en aquella audiencia, “resolvió imponer la medida cautelar por el tiempo de un mes”.
El Ministerio Público Fiscal (MPF), le atribuyó a la Gitana, el homicidio de Alfredo Roca Jalil, cometido el 14 de abril de 2014, en calidad de coautora y por el cual ya fue condenado por un jurado popular, Gabriel Darío Salcedo. Según la teoría del caso, “entre las 22 horas del 13 de abril y la madrugada del día siguiente, Costich y salcedo, mataron a Roca Jalil, de 65 años de edad, durante un robo que llevaron a cabo en la hostería El Montañez, de Junín de los Andes.
Gabriel Salcedo, fue capturado tiempo después en la provincia de Buenos Aires y un jurado popular, lo declaró responsable por el homicidio y actualmente cumple una pena de 22 años de prisión. La mujer, en cambio, se mantuvo prófuga durante diez años, hasta que fue capturada el 31 de marzo de este año, en un control fronterizo en la provincia de Neuquén.
La escurridiza Gitana
Patricia Costich, fue detenida por personal de Gendarmería Nacional, mientras realizaba los trámites migratorios en el paso Internacional Pino Hachado para cruzar a Chile y aunque tendría un documento apócrifo, como Mirta Castillo, “se presentó con su verdadera identidad.
Luego del crimen de Roca Jalil, la Gitana huyó a Buenos Aires, donde se mantuvo oculta hasta 2019, cuando decidió regresar a Neuquén junto a su marido e hijos y se instaló en una vivienda ubicada en la calle Alderete, en pleno centro de la ciudad, “donde permaneció escondida a la vista de todo el mundo”.
FUENTE: Minuto Neuquen