¿Israel anexará Cisjordania en 2025 con la venia de Trump?

 

Mientras Donald Trump nombra halcones en su equipo para el Medio Oriente, ministros ya hablan en Israel de anexiones en Cisjordania. Los palestinos están atemorizados, pero también para Trump hay algo en juego.

Inseguridad, preocupación, cinismo; así describe Simon Engelkes el estado de ánimo en Ramala. Engelkes dirige la oficina en esa ciudad de la Fundación Konrad Adenauer (KAS), cercana al partido cristianodemócrata alemán. “Aquí, mucha gente teme, entre otras cosas, una ampliación de los asentamientos israelíes y una posible anexión de partes de Cisjordania”, dijo a DW.

Contraviniendo el derecho internacional, Israel lleva décadas expandiendo sus asentamientos en la Cisjordania ocupada, y también los así llamados “puestos de avanzada”, ilegales incluso según la legislación israelí. La construcción de asentamientos dejó de ser competencia de los militares antes de mediados de 2023 y se transfirió a un ministro civil: el ultraderechista titular de Finanzas y colono Bezalel Smotrich. En aquel momento, la organización de derechos humanos Paz Ahora acusó al Gobierno de Israel de una anexión de iure de Cisjordania.

El actual motivo de preocupación deriva del próximo cambio de Gobierno en Estados Unidos y la alegría manifestada por el Gobierno religioso de derecha israelí. El lunes, Smotrichdijo en la Knéset: “Con la ayuda de Dios, 2025 será el año de la soberanía en Judea y Samaria”. Aludía a Cisjordania, territorio palestino ocupado desde el punto de vista del derecho internacional. El Gobierno israelí utiliza en cambio los nombres bíblicos de la región, subrayando su idea de que le corresponde a Israel.

Embajador de Trump para Jerusalén: una visión del mundo sin palestinos

Los nombramientos efectuados hasta ahora por Donald Trump permiten colegir que el próximo Gobierno estadounidense no criticaría semejante propósito. Un papel clave recaerá en su elegido para el puesto de embajador en Jerusalén, el exgobernador de Arkansas, Mike Huckabee, un cristiano evangélico. “Él ama a Israel y al pueblo de Israel, y del mismo modo, el pueblo de Israel lo ama a él”, afirmó Trump en un comunicado.

Elegido por Trump como embajador de EE. UU. en Jerusalén, el cristiano evangélico Mike Huckabee. En la foto, estrecha la mano a Netanyahu, en 2015

En los medios estadounidenses circula un video de 2008, en el que se escucha a Huckabee decir: “No existe algo así como el palestino”. Según él, hay árabes y persas. Pero el término “palestinos” es “un instrumento político, para arrebatar territorios a Israel”. Siempre habla de Judea y Samaria, en vez de referirse a Cisjordania. A los asentamientos ilegales los llama “comunidades” y opina que no existe la ocupación, igualmente ilegal según un dictamen reciente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Israel espera respaldo del presidente “más proisraelí” de EE. UU.

Con el retorno de Trump a la Casa Blanca, Israel espera recibir fuerte apoyo para sus proyectos. También el primer ministro Benjamín Netanyahu nombrará un nuevo embajador en Washington: Yehiel Leiter, quien vive en un asentamiento en la Cisjordania ocupada. Leitner impulsa desde hace años la anexión y fue durante un tiempo miembro de la “Jewish Defense League”, que demanda la expulsión de los palestinos del “territorio judío ancestral” y ha sido clasificada por el FBI como una organización judía extremista dispuesta a usar la violencia.

Trump, quien durante la campaña electoral se presentó como el presidente “más proisraelí de la historia de EE. UU.”, modificó durante su primer mandato posiciones que su país mantenía desde hacía tiempo: trasladó la embajada estadounidense a Jerusalén, y reconoció como territorio israelí la parte oriental de la ciudad conquistada en 1967 y los Altos del Golán, anexionados en 1981 violando el derecho internacional.

Con Trump se forjaron los “Acuerdos de Abraham”, mediante los cuales Israel normalizó sus relaciones diplomáticas con otros Estados de la región. Como última pieza importante del rompecabezas, es posible que ahora quiera mediar un tratado entre Israel y Arabia Saudita. Trump es ideológicamente cercano a Netanyahu, sólo le gustaría -probablemente- que las ofensivas israelíes en la Franja de Gaza y el Líbano terminaran pronto.

Primeros pasos para una anexión y duras críticas

No está claro cómo podría verse, concretamente, una eventual anexión de Cisjordania. Es posible que se refloten planes descartados en 2020 de declarar territorio israelí todo el valle del Jordán. Netanyahu cazó votos de la derecha con esta propuesta de largo alcance -en parte, con la aprobación de Trump-, pero finalmente desechó estos planes en el marco de las negociaciones de los “Acuerdos de Abraham”.

Se dice que el ministro Smotrich ya ha encargado hacer preparativos para una anexión el año entrante. El embajador alemán en Tel Aviv, Steffen Seibert, advirtió inmediatamente que el anuncio amenazaba la estabilidad de la región: “Cualquier preparativo para realizar este objetivo viola claramente el derecho internacional”, indicó.

Tanto el Gobierno alemán como Estados Unidos siguen abogando oficialmente por una solución de dos Estados. Netanyahu, en cambio, se opone desde hace tiempo a cualquier reconocimiento de un Estado palestino, con creciente vehemencia desde el atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023.

Como ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich tiene poderes con los que puede impulsar los planes de anexión y, según los medios, ya ha dado pasos

Sin perspectivas claras para los palestinos

Es probable que la atención se centre en las denominadas zonas C, que constituyen alrededor del 60 por ciento de Cisjordania. Como parte del proceso de Oslo, en la década de 1990, Israel y la Autoridad Palestina habían establecido tres categorías (A, B y C) en Cisjordania: desde zonas de autogobierno palestino hasta otras en que la seguridad y el control civil están en manos de Israel. Las zonas C también incluyen muchas carreteras de conexión importantes, por lo que los palestinos que viajan dentro de Cisjordania se encuentran a menudo con la ocupación israelí.

Ya hay más colonos que palestinos viviendo en las zonas C, explica Engelkes, el director de la la oficina de la KAS alemana en Ramala, esbozando las consecuencias de una posible anexión: “Las ciudades y pueblos palestinos quedarían en enclaves aislados, prácticamente como islas de autoadministración rodeadas de territorios israelíes. Esto significaría probablemente restricciones de movimiento aún mayores para los palestinos y, en última instancia, haría imposible la perspectiva de una solución de dos Estados y de un futuro Estado palestino”.

No está del todo claro qué significaría la anexión de territorios adicionales para los palestinos que viven allí: el Gobierno religioso de derecha de Israel probablemente no les concedería la ciudadanía plena. Las organizaciones de derechos humanos ya están acusando a Israel de aplicar un régimen de apartheid con desigualdad de derechos en Cisjordania; el término legal se deriva del antiguo sistema racista de apartheid en Sudáfrica. Una anexión sin ciudadanía que viole el derecho internacional llevaría esta desigualdad al extremo.

El candidato a embajador de Trump, Huckabee, se ha pronunciado varias veces en el pasado a favor de ceder completamente los actuales territorios palestinos a Israel y construir un Estado palestino en el territorio de un país musulmán vecino.

Lo que está en juego para Trump

Todavía no está en absoluto claro si Donald Trump apoyaría tales planes de anexión. Tras la presión del ministro de Finanzas Smotrich en la Knéset, el exasesor de Trump Jason Greenblatt consideró que los ministros israelíes no deberían confiar demasiado en la aprobación de Trump.

“Trump querría primero convocar consultas y evaluar las consecuencias para la ansiada ampliación de los Acuerdos de Abraham”, opina Thomas Warrick, del Atlantic Council, con sede en Washington. “Puede que no sea prudente que los ministros israelíes interactúen con Donald Trump mientras él quiere frenar el ritmo”, dijo Warrick a DW. Porque una anexión de mayores dimensiones podría enfurecer a las potencias regionales árabes, y si eso frustrara una ampliación de los Acuerdos de Abraham, sería un serio revés para Trump.

También Neil Quilliam, de Chatham House en Londres, menciona los Acuerdos de Abraham -junto con el fin de la guerra contra las organizaciones terroristas Hamás y Hezbolá- como un objetivo político clave para el segundo mandato de Trump. “Quiere aumentar el número de países que han normalizado sus relaciones con Israel, y Arabia Saudita es su principal objetivo. Riad dudará hasta que Trump se comprometa con el objetivo a largo plazo de un Estado palestino.”

Con la colaboración de Jennifer Holleis.

David Ehl-dw.com

FUENTE: chptnoticias.com