(Por: Rubén Lasagno) – No está claro cuál es el motivo que tiene el gobierno de Claudio Vidal para cambiar de un momento a otro su actitud frente al sector docente, al que en campaña alababa, apoyaba y justificaba extensamente en sus discursos sindicales más que políticos, pero que a la vista de lo ocurrido en los últimos días, a través del Ministerio de Trabajo, demuestra haber tomado una posición confrontativa que nos hace pensar en un nuevo conflicto interminable.
El Ministro de Trabajo Julio Gutiérrez, decretó una conciliación obligatoria en plena paritaria y ante la amenaza de un paro, salió a redoblar la apuesta de la ADOSAC, amenazando a quien se plieguen al paro, anunciando que le descontarán los días.
El enojo del funcionario pasa por dos lugares: uno, porque ADOSAC rechazó el magro aumento salarial que ofreció el Ejecutivo y dos, porque el gremio, luego de dictada la conciliación por parte de la autoridad laboral, le comunicó al Ministro que se debía poner a consideración de las asambleas y el Congreso provincial, quien tiene la última palabra al respecto.
El Ministro, claramente ofuscado, quiso obligar al gremio a acatar la medida sin debate previo, aún cuando como gremialista, Gutierrez sabe que la base decisiva democrática que tienen los docentes, le impide a los paritarios decidir por todos, sin poner ad referendum del Congreso, la decisión final.
En este aspecto, es que la actitud del gobierno provincial se percibe como de un cambio sustancial y rompe los buenos modales que hasta ahora venían manteniendo gremio y CPE, quienes, a pesar de no ponerse de acuerdo en algunas cuestiones, el propio Secretario General de la ADOSAC, Javier Fernández, ha reconocido la actitud más negociadora, dialoguista y de buenos modales de la cual hizo gala (hasta ahora) el gobierno provincial, tanto a través de las autoridades de Educación, como del propio MInisterio de Trabajo.
¿Cuál fue el punto de quiebre?
No hay duda que el Ministro de Trabajo, tiene y debe actuar bajo el conocimiento y la orden del Gobernador, sin embargo, el cambio de actitud por el cual pasado a sostener un tono beligerante y confrontativo con un gremio al que obviamente no puede manejar como sí sucede con los del ámbito de la administración central, le genera al Ejecutivo un innecesario ruido a solo cinco meses de gestión, que le puede acarrear los mismos problemas con lo que debió lidiar Alicia Kirchner en sus ocho años de gobierno, por la intransigencia oficial de atender las cuestiones de la Educación con más diálogo que amenazas y presiones.
Lo más grave de esto que está ocurriendo, es el abandono del diálogo y el acercamiento que inicialmente habían logrado las partes y más aún teniendo en cuenta el origen sindical de este gobierno. Da la sensación que el discurso no se condice con la acción, pues Vidal hizo gala de la negociación permanente y una gestión “de puertas abiertas”, lugar común en el que caen todos y cada uno de los políticos y que luego queda solo en una metáfora incumplida, casi irremediablemente.
La espiral de enfrentamientos entre el gobierno y la ADOSAC, parece haber comenzado de la mano del Ministro de Trabajo, un hombre que sigue siendo dirigente gremial en el sindicato de Vigiladores y mantiene en la incompatibilidad, su función como autoridad laboral.
¿Éste es realmente el camino que desea transitar el gobernador Vidal, a quien se lo puede ver y escuchar en videos de archivo, hablando de la necesidad de garantizar los 180 días de clases, tener a los chicos en la escuela y dignificar el salario docente?.
Algunos señalan que el diálogo mantenido por Daniel Busquet (ex Presidente del CPE) con la dirigencia de ADOSAC, era un camino allanado y de básico entendimiento (a pesar de las diferencias) que empezaba por las formas y facilitaba la posibilidad de encontrar algún tipo de acuerdo empezando por la base del entendimiento, el respeto y la búsqueda de puntos comunes; sin embargo, la irrupción destemplada del señor Gutierrez, quien parece haber tomado una actitud decididamente confrontativa y amenazadora, cuando desde su función debe constituir un eslabón de arbitraje y mediación e implica un rotundo cambio de actitud del Ejecutivo que vuelve a implementar los mismos procedimientos que durante años dinamitaron las relaciones entre los docentes y el gobierno provincial, con las consecuencias por todos conocidas. (Agencia OPI Santa Cruz)
FUENTE: Agencia OPI Santa Cruz