Trump y las divisiones sociales en los Estados Unidos: una visión para sus 4 años de Gobierno

El 20 de enero de 2025, Donald Trump asumirá oficialmente su cargo como el 47º presidente de los Estados Unidos. Si bien su regreso al poder parece confirmado tras su victoria electoral, muchos observadores se preguntan cómo logrará gobernar un país profundamente dividido, especialmente en cuestiones clave como la inmigración, la economía y la identidad nacional.

Durante su campaña de 2024, Trump hizo énfasis en un discurso enérgico contra la inmigración, particularmente contra los migrantes pobres e indocumentados, mientras intentaba fortalecer su apoyo entre las élites económicas y ciertos sectores de la sociedad. Pero, ¿logrará dirigir el país como espera? ¿Y cuál será el impacto de sus decisiones en la política interna e internacional de los Estados Unidos?

En este artículo, se analizarán los puntos más importantes de sus desafíos para poder ofrecer una visión sobre los próximos cuatro años de su gobierno.

El apoyo dividido: «El Corazón de América» y los inmigrantes ricos

Trump no es ajeno a las divisiones que atraviesan la sociedad estadounidense. Durante su primer mandato, logró un gran apoyo de lo que se conoce como “el Corazón de América”, esas regiones rurales donde muchos ciudadanos sienten que su cultura y sus empleos están siendo amenazados por los migrantes indocumentados.

En su campaña de 2024, Trump prometió expulsar a los migrantes indocumentados y retirar la nacionalidad estadounidense a las personas nacidas en el país de padres sin papeles. Estas promesas consolidaron su apoyo entre un sector importante del electorado que considera que la sociedad estadounidense está perdiendo su identidad y sus valores tradicionales debido al flujo masivo de migrantes.

Por otro lado, Trump también atrajo el apoyo de otro grupo: los inmigrantes ricos, especialmente aquellos provenientes de países como China, India y algunas naciones europeas. Para este sector, Trump propone políticas favorables a los negocios y recortes fiscales, un sistema donde pueden seguir acumulando riqueza en una economía de mercado liberal.

Para estos inmigrantes, la inmigración no se percibe como una amenaza, sino como una oportunidad para prosperar en un entorno económico favorable a los inversores.

Sin embargo, a pesar de este apoyo, persiste una fractura en la sociedad estadounidense. Las grandes ciudades, donde residen muchos progresistas, tienen una visión más abierta sobre la inmigración y los derechos humanos, lo que representa un desafío importante para Trump en su gobernanza.

¿Logrará Trump gobernar como imaginó?

Aunque cuenta con una base electoral sólida, Trump enfrentará varios obstáculos para gobernar los Estados Unidos de la manera que imagina. El primer desafío es la política interna, donde se encontrará con un Congreso que, aunque podría ser favorable a sus políticas económicas y fiscales, también será una fuente importante de oposición, especialmente si los demócratas conservan una porción significativa del Poder Legislativo.

La capacidad de Trump para hacer aprobar sus reformas podría verse afectada por una resistencia política considerable. Además, el sistema judicial, muy poderoso en Estados Unidos, podría frenar sus ambiciones. Varias de sus políticas, como la expulsión de migrantes indocumentados o la revisión de las leyes de nacionalidad, podrían enfrentar impugnaciones judiciales que ralentizarían su acción.

Las divisiones sociales y la crisis política: ¿Incapacidad para unir?

A pesar del apoyo que posee, Trump sigue siendo una figura profundamente divisiva. Quienes lo apoyan representan a un sector de la población que se siente marginado, mientras que quienes se oponen a él creen que sus políticas perjudican a las minorías y a las clases populares.

Si Trump no logra reconciliar a estos diferentes grupos, las tensiones podrían multiplicarse, lo que podría derivar en manifestaciones, huelgas e incluso violencia social.

El mayor peligro para Trump radica en su incapacidad para crear un consenso. La sociedad estadounidense está hoy más polarizada que nunca y un fracaso en la gestión de esta polarización podría conducir a una crisis política.

La forma en que maneje las tensiones sociales será crucial. Si Trump no logra apaciguar las divisiones o responder adecuadamente a las protestas, la situación podría deteriorarse rápidamente, comprometiendo sus posibilidades de implementar su programa.

Tensiones Internacionales: ¿Aislamiento o cooperación?

A nivel internacional, Trump tendrá que gestionar las relaciones de los Estados Unidos con otras grandes potencias. Durante su primer mandato, adoptó una política de America First, priorizando los intereses estadounidenses en detrimento de las alianzas tradicionales.

Esta postura fue criticada por algunos de sus aliados, quienes la vieron como un abandono de los compromisos internacionales de Estados Unidos. Si Trump sigue con esta política, podría aislar a los Estados Unidos en la escena mundial, debilitando su influencia.

Sin embargo, esta postura también podría permitirle redefinir las alianzas globales y atraer a países con los que Estados Unidos comparta intereses comunes, especialmente en términos de comercio y seguridad.

No obstante, las consecuencias de un aislamiento diplomático podrían resultar costosas a largo plazo, especialmente en lo que respecta a la cooperación en seguridad global, cambio climático y comercio.

Un mandato lleno de desafíos

En resumen, los próximos cuatro años se presentan como un período lleno de desafíos para Trump. Si bien cuenta con una base de apoyo significativa, especialmente entre el Corazón de América y las élites económicas, tendrá que lidiar con una sociedad cada vez más fracturada.

Su capacidad para gobernar dependerá de su habilidad para encontrar un equilibrio entre los grupos socioeconómicos, gestionar las crecientes tensiones sociales y hacer frente a los retos económicos e internacionales.

Si no logra crear un consenso o responder de manera eficaz a las crisis sociales, podría encontrarse con una polarización aún mayor, e incluso con una crisis política de mayores dimensiones.

Trump también tendrá que navegar en un entorno mundial cada vez más complejo, donde sus decisiones podrían afectar no solo a los Estados Unidos, sino a toda la escena internacional. Si sus políticas internas y externas no logran pacificar las tensiones, una crisis política y social podría volverse inevitable.

La pregunta no es solo si logrará gobernar, sino cómo conseguirá mantener la unidad nacional mientras cumple con las promesas hechas a sus seguidores.

*Politólogo

Fuente: Conclusión